Y es que, aunque no suele prodigarse en eventos públicos (prefiere mantener su agenda lo más privada posible), lo cierto es que no hay ocasión en la que pose ante los focos en la que no se convierta en una de las mejor vestidas de la velada. Para entonces ya me veía como uno más entre la masa de aficionados, e incluso me sentía con la valentía de discutir decisiones arbitrales y me enfadaba notoriamente con cada ocasión errada.
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